Cuando al principio escuchaba a alguien "improvisar", no me entraba en la cabeza cómo era posible hacer eso. Con lo dificil que es crear un riff te ibas a poner a crear melodías a la vez que estabas pendiente del ritmo de la música. Me preguntaba también cómo se crearían esas melodías, cual era el truco.
El truco lo descubrí hace un año: las escalas. Pero no lo puse en práctica. Muy poco a poco, y jamás tomándome las cosas en serio, he aprendido un poco de ellas, pero prácticamente nada. Nunca me quise meter a dar clases con un profesor porque si me obligaran a aprender, me dejaría de gustar la guitarra. Quizás esa fue la razón por la que me lo tomé con tanta tranquilidad.
Ha sido a base de escuchar más y más música, de escuchar a aquellos con los que se criaron las generaciones de artistas que hoy conocemos cuando he empezado a dar los primeros pasos en el mundo de la improvisación. Hace un par de semanas, estaba con un amigo Marcos en casa (tenemos un grupete montado). El caso es que le pedí algún consejo sobre improvisación, ya que el no lo hace nada mal. Entonces empezó a tocar y me dijo: intenta improvisar.
Las primeras veces, no duraba ni 5 segundos. Repasaba de arriba a abajo las 2 escalas que me se malamente, sin ningún tipo de sentimiento. Entonces me acordé de algo que leí en algún sitio cuando le preguntaban a alguien -da gusto con esta memoria- en qué pensaba mientras improvisaba.
Un momento... ¿pensar e improvisar?
Entonces, cerré los ojos, incliné la cabeza hacia atrás e imaginé que era el día más triste de mi vida. Todos mis seres queridos habían muerto y ninguna de mis metas se había cumplido.
Aquí sentí algo que nunca antes me había ocurrido.
De pronto, desconecté de la realidad. No estaba dormido ni despierto, sino en mi "realidad imaginada". Mis dedos comenzaron a moverse por el mástil con cada vez más sentimiento, casi sin pensar en las escalas que debía tocar porque mis dedos ya sabían donde pulsar. Simplemente contaba con mis dedos la historia que estaba imaginándome. Usaba notas musicales en vez de palabras. Describía aquel paisaje desolador donde toda esperanza se había desvanecido. Escuchaba a la vez mi música y me entristecía aún más, empecé a creerme que lo que estaba imaginándome era real, y entonces...
...entonces pensé: Carlos, lo que estás tocando es impresionante.
Y se me fueron los dedos del traste, abrí los ojos y la luz me deslumbraba. Había perdido la concentración, pero esos minutos habían sido los mejores de mi vida. ¿Minutos? ¿Cuánto tiempo he estado así? -Pregunté a mi amigo.
Llevas improvisando 10 minutos.
¡10 minutos! ¡Pero si apenas he sentido que pasara el tiempo! Joder, ¡no me extraña que los músicos tomen drogas! Si la experiencia que acabo de tener es increíble en un perfecto estado mental, bajo los efectos de las drogas tiene que multiplicarse por mil! Oye, esto que me ha pasado ¿es normal?
Sí, perfectamente normal.
Así que amigos, ese fue mi primer paso en la improvisación. Con multitud de fallos de esala, de ritmo... pero esos 10 minutos fueron indescriptibles (aunque he hecho lo que he podido para tratar de transmitiroslo). Desde ese día, intento practicar un poco de improvisación siempre que toco la guitarra. Unas veces viajo al peor lugar del mundo cuando escucho un blues, y otras al ambiente vacacional de las playas del Cantábrico cuando escucho escalas mayores. Viaje tras viaje, trataré de aprender algo en cada uno de ellos.
En mis prácticas de hoy se me ha ocurrido la idea de grabarlo. Como base, he puesto una progresión de acordes que compuse hace un tiempo, en la que estamos trabajando para convertirla en un tema hecho y derecho. Algo sencillo, no necesitaba más para practicar.
Entonces, me he dejado llevar...
Espero que disfruteis de mi viaje de hoy. Oireis mil fallos y se os hará repetitivo, pero qué se le va a hacer. Recordad que estoy aún sacándome el carnet...
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