Buf, ¿quién no se ha enterado de que hay crisis? En plena recesión del Neocapitalismo Liberal y del "sálvese quien pueda" que hacen los ricos como si esto fuese el Titanic, yo he seguido paso a paso estando de pie.

Y no lo sé, pero me he sentido un poco cabrón al hacer coincidir de manera involuntaria (valga la no redundancia) estos tiempos de alarmismo diario las prácticas del carnet de conducir. Día tras día después de terminarla, pensaba en toda la gente que compra oro por ser un bien fijo. A un "antimódico" precio por sesión, y debido a la falta de oro que tengo en casa, fui concienciándome de que moriría sin órganos por dejarlos en aquella autoescuela y así afrontar los desorbitados pagos.

La presión y el sentimiento de culpa me llevaron a precipitarme. Me presenté a un exámen práctico y pude descontar una noche de mi vida, ya que no pegué ojo. Esa misma mañana, el frío, y la interminable espera de turno en tráfico, terminaron por desquiciarme. Esto es, tardar en suspender 37 segundos y pude cometer 2 faltas graves en ese tiempo, añadiéndo si cabe, que fueron en 5 metros ambas dos. Se necesita sólo una para suspender, por cierto.

Como dibujar en el ordenador no gasta papel, he rendido mi pequeño homenaje al cambio climático dibujando mi exámen en un nuevo documento de Photoshop.

Por último, y a modo de anécdota, precipité el vehículo contra el bordillo, asaltándolo con la rueda derecha delantera cuando me ordenó que detuviera el coche en alguna parte, quedando éste notablemente inclinado.

En la segunda convocatoria, traté mi sistema nervioso por la vía dura desde el día anterior. Empecé a beber alcohol a las 11 de la mañana con motivo de la fiesta universitaria de Ciencias. Me retiré a macerar el vino en posición cuba a una hora prudente, las 10 de la noche. No sin antes hacer el tremendo esfuerzo de engullir litro y medio de agua, de la que sólo me acuerdo cuando tengo resaca.

Apenas me costó dormir.

A la mañana siguiente, mi espíritu estaba tan abatido que apenas había un mínimo sentimiento dentro de mi estómago. Tras liberarme por la vía tradicional de ese malestar, desayuné la mezcla más osada-aventurera de infusiones relajantes, y me presenté al examen.

Una espera de 2 horas y media no me influyeron en absoluto. Monté en el coche en segundo lugar y llevé al buenhombre (en el sentido en que Cervantes utilizó) por donde le plació. ¿Mis nervios? Estaban demasiado ocupados en la hora a la que saldría a celebrar el resultado de este exámen, bueno o malo.

El resultado fue el esperado (por mí). Mucho ruido y pocas nueces, un aprobado regalado que dedico a la Autoescuela, por el dineral que me dejé hasta que me enteré de que había gente por ahí prácticamente regalando los aprobados (me tocó uno). Y yo venga a hacer prácticas.

Para concluir, me gustaría señalar que en estos tiempos de crisis, la gente se da cuenta de que todo el mundo está tirando para casa, tratar de llenar las arcas. Que los ricos se están haciendo más ricos y los pobres más pobres. Permítame que les diga que no es ninguna novedad. Por otra parte, medio país estudiantil está manifestándose en contra del Plan Bolonia y sus intereses privativos para la Universidad y nadie ofrece información al público en general. Los rectores, impulsados por la presión, organizan asambleas "explicativas" que no permiten ciertas preguntas ni siquiera a los profesores. No digo que sea así ni que no sea así lo que voy a decir, pero no es oro todo lo que reluce a lo que ustedes se encargan de dar prestigio.

Ni un sólo periódico universitario o nacional explica los pros y contras del Plan Bolonia. Sólo ventajas. Por todos los dioses, ¿ahora seleccionamos lo que es información? Ni un sólo folleto informativo a los estudiantes, que por si uno no se acuerda, son los primeros perjudicados.

Aquí un enlace a un breve resúmen. Pregunta personal: con lo poco que hacen ahora los profesores, que SÓLO TIENEN QUE DAR CLASE, ¿realmente alguien se cree que en un país como España el profesor ayudará al alumno a descubrir los conocimientos? Se me ocurre otra al hilo del enlace: ¿de dónde sale ese dinero que prometen para las siempre geniales nuevas infraestructuras?

Apenas domino el asunto económico, pero creo que las crisis se llaman crisis cuando los números así lo dicen. Que yo sepa, los choriceos se llevan permitiendo desde hace mucho tiempo. Pero claro, eso no es crisis, es injusticia social.

Dios, deja de pedir confesados y vete a por el que no testifica en contra del mundo.