Haces exámenes y piensas ¡tendría que haber estudiado más!. Cuando te salen bien y son fáciles dices ¡para qué estudié tanto!. Llamas por teléfono a la gente que hace tiempo que no ves y te enteras de sus estupendos veranos y dices ¡por qué no aprobé todo!. Los nervios hacen que tus defensas bajen y enfermes, y cuando vas a tratarte con los antibióticos que te recetó tu médico no te hacen efecto y te gritas ¡por qué no terminé los tratamientos!.
Antes de entrar en el periodo de exámenes, tienes organizados ya todos los eventos que harás después de terminarlos. Marcas una pausa prevista entre dos exámenes que se llevan 7 días entre sí. Te acuestas tarde, haces el vago, y prevés levantarte cuando el sol se ponga. En lugar de ello, abres el ojo a las diez de la mañana, y lo primero que se te viene en mente es: qué patético, ni siquiera sé levantarme más tarde de las diez cuando tengo ocasión.
Te autoconvences de que a pesar de no tener internet, hay vecinos que desprotegen sus conexiones. Pero entonces pruebas a conectarte, y precisamente tu ordenador no lo consigue. Tus compañeros de piso navegan con ciertas dificultades, y tú lees todo lo que pillas por casa. Lees las instrucciones de la lavadora una vez más, para acordarte de uno de los muchos consejos que te dio tu madre. Sin embargo, tras haber releído las instrucciones en 3 idiomas y haber captado perfectamente el uso de la máquina, no te lo crees. Te preguntas ¿y si alguien ha dicho que esta prohibido y nadie se ha atrevido a hacerlo?.
Sabes que lo estás haciendo diferente, y eso te gusta. Eliminas de tu vocabulario la expresión eso está mal y olvidas su significado. Dios, las cosas que hago están todas bien para mí. Algo llamado X ALGO no está bien o mal, X ALGO está Ibarguren, X ALGO está Pablo, X ALGO está Laura, X ALGO está Angel, X ALGO está Yaiza, X ALGO está Fulano.
Si sólo percibes dos puntos de vista, y escoges el tuyo, ya sólo te queda uno. Para ser sincero, ignoraba cuánta sabiduría estaba rechazando.
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