A día de hoy hay dos asuntos que me rondan por la cabeza.
1. No dejes que la envidia o la lujuria se apoderen de ti por culpa de escuchar un fuerte chorro cuando un hombre va al retrete. Se trata, al igual que orinar fuera, de un aspecto más que contiene el genoma del varón para demostrar su masculinidad ante la hembra. Yo te propongo sin embargo confiar en tu oído y en la fuerza de la gravedad: cuanto más intenso sea el sonido más distancia existirá entre el agua y la fuente, de modo que ya podrías hacerte una idea de con quién estás tratando y si realmente exagera con el tamaño de las costuras de sus calzoncillos.
2. Este otro, mucho menos obsceno-deficiente, se refiere a un hecho que no parece ocurrir de forma regular. Parece ser que sacar el teléfono móvil durante un silencio en una conversación para tratar de resolver una situación incómoda es altamente contagioso. De hecho, aunque no exista tal situación incómoda, si alguien consulta su teléfono móvil o lo muestra para compartir información, casi seguro que al menos una persona de alrededor sacará el suyo, o como mínimo, se llevará la mano al bolsillo en el que lo tiene guardado. Increíble pero cierto.
No compartáis estas teorías por lo menos hasta que lo hayáis comprobado, ya que si no el experimento no saldría bien (además me despedirían del CERN). Los sujetos han que creer que no están siendo observados.
Holy crap!
Eres grande.
Admito que la segunda la he comprobado cientos de veces, pero la primera, nunca lo había pensado.
Estoy totalmente de acuerdo con la segunda hipótesis.
En la primera discrepo, ya que parece que no se tiene en cuenta el factor altura (del individuo en sí). Es decir, que si nos encontramos con un varón que está emitiendo un intenso sonido y es alto, y otro más bajito emite un ruido más leve, puede que ambos tengan el miembro viril del mismo tamaño y en cambio, según tu método el 2º individuo estaría mejor dotado.
A parte de eso, odio la masculidad mostrada en la tapadera del váter.